¿Cómo te sientes?
Aún se palpa una gran carencia en el sentir. Tanto en una consulta de médico, que receta cualquier medicamento sin saber absolutamente nada sobre el historial emocional y psíquico de la persona, como en las conversaciones anodinas de bar en las que se tratan temas ampliamente superficiales, como el fútbol, el tiempo, o cualquier otra nimiedad. Es cuando se habla del sentir cuando se establece una mayor cercanía con el otro, y se conecta con las profundidades más insondables.
Pareciera que, evitando hablar del sentir, se mostraran las más férreas fortalezas. Como si ese sentir fuera propio de los débiles y enclenques seres necesitados de cariño. Si no hablo del sentir, no muestro que padezco, y si no muestro que padezco, aparentemente no padezco, finjo seguridad y fuerza. Quizás estemos, en este caso, alejándonos de la realidad: la fuerza está en quien reconoce y es capaz de expresar su sentir con claridad y sin remordimientos. Fuerte también parece quien tapa con un tupido velo sus sentires, pero en este caso trátese de una fortaleza enquistada, grabada como granito en el tórax, como los muros que se levantan para separar unas culturas de otras y dotarse de seguridad. Hormigón armado por fuera, hormonas, neurotransmisores y sangre por dentro, como todos los demás. Y de ahí, la emoción, como todos los demás.
A nivel de salud pública (o privada), la fría consulta del médico se antoja puntual y específica, ciñéndose únicamente al síntoma. "-Doctor, me duele el pecho"; "-Hágase un electro, tómese esto y vuelva en un mes". Los síntomas físicos se tratan de manera aislada a los síntomas psicológicos y emocionales, inexplicablemente, aún a día de hoy, en pleno s.XXI. Pacientes considerados un conjunto orgánico, muscular y esquelético sin más profundidad que sus constantes vitales y su torrente sanguíneo. ¿Acaso estas células están libres del comportamiento cerebral y nervioso, y ese comportamiento nervioso, independiente del sentir? ¿No sería mucho más eficaz una medicina que abarque todos los terrenos del ser humano (esto es, plano físico, mental y emocional)? ¿No se trataría entonces de una medicina más precisa en la observación de diagnósticos, en el que se estudiara a la persona en todos sus ámbitos, en su contexto global? Aquí se echa de menos, como en tantos otros contextos, pero sobretodo en el sanitario por su relevancia, que se pregunte:
Pero tú, ¿cómo te sientes?
Foto de WenPhotos, pixabay |
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