El espacio del centro

Un espacio muy poderoso surge desde el centro de mi pecho. ¿Es el espacio del Ser? Hay una relación entre ese espacio dentro y los músculos faciales. Si relajo la cara, da lugar a que esa sensación se intensifique. Desde el centro se dibuja una sonrisa interior, que es en definitiva la alegría pura de existir. La sonrisa de Buda o la Gioconda. Todo lo vivido, sufrido y sentido pueden pasar por este lugar donde se incinera la oscuridad transformándose en luz. Parejo a una comprensión de uno mismo, seguida por una autocompasión en la que cualquier acto no ha lugar a culpabilidad ni arrepentimiento, nace una compasión por el otro, que pasa de ser un extraño a formar parte de ti. Nada quiero para mi que no sea para los demás. Tengo ganas de compartir; se puede ir transformando paulatinamente en un vivir para los demás.



La cárcel del ego se abre, se libera esa farsa egoica que lo pone a uno en el centro del mundo, como único sufridor, para "olvidarse" de uno mismo y vivir en los demás. Ello provoca profunda satisfacción. Un estado de plenitud y felicidad contrastada con el odio y el enclaustramiento surgido de la pequeña personita egoica.


El pecho tiene ganas de estallar, como si una luz potentísima luchara por salir hacia un espacio basto. Que venga lo que tenga que venir. Me siento en casa aquí, seguro y acogido en esta luz que baña mi cuerpo.


Agradezco la vida y agradezco lo que vive en mi. ¿Es Esa mi esencia?

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