La patología y el estado de iluminación
Extracto de "El Libro de los Secretos" de Osho
Jung ha escrito en sus memorias que una vez le sucedió que quiso analizar los sueños de Freud. Era uno de los discípulos más importantes de Freud. Estaban viajando a los Estados Unidos en barco, de manera que estuvieron juntos durante muchos días. Un día, Jung se armó de valor. En aquellos tiempos, era el discípulo más íntimo, y le preguntó a Freud: "Me gustaría analizar sus sueños, así que cuénteme cualquier sueño. Pasaremos juntos muchísimos días, así que lo analizaré."
Freud dijo: "¿Qué quieres decir? Si analizas mis sueños, perderé mi autoridad. No puedo contarte mis sueños." Se asustó tanto porque en sus sueños podría manifestarse la misma patología, las mismas enfermedades que él está poniendo de manifiesto en los sueños de los demás. Dijo: "No puedo perder mi autoridad, no puedo hablarte de mis sueños."
Freud, el psicólogo más insigne de su época, es propenso a todas las enfermedades a la que es propenso cualquier otro. Cuando Jung le dijo: "Voy a dejarte", se cayó de su silla y perdió en sentido. Se desmayó. Permaneció inconsciente durante horas, porque estaba tan pasmado ante la idea de que un discípulo le abandonara, de que un discípulo le dijera: "Voy a dejarte".
Si le dices a un buda: "Voy a dejarte", ¿puedes concebir que se caiga y pierda el sentido? Incluso si le abandona la totalidad de sus diez mil discípulos se sentirá feliz.
(...)
Buda no tiene ninguna profesión, no es un hombre corriente. Ha despertado a una nueva realidad, ha alcanzado un nuevo estado de ser. Ahora puede mirar desde una cúspide. Puede comprenderte, pero tú no puedes comprenderle a él. Y lo intente como lo intente, es realmente imposible hacer que le comprendas. Seguirás malentendiéndole a menos que no quedes prendido de sus palabras, sino de su personalidad; a menos que quedes prendido de su magnetismo, no de sus palabras.
(...)
Mira a un niño, mira sus ojos. Son más como los de un buda que los ojos de cualquier adulto. La manera en que se sienta, la manera en que se mueve: la gracia, la belleza, el vivir en el momento; incluso su ira es bella. Es tan total..., y siempre que algo es total es bello.
Mira a un niño enfadado brincando y gritando. ¡Simplemente mira! No te preocupes por ti mismo, porque te está molestando. Observa el fenómeno. La ira es bella, porque el niño está tan totalmente en ella que no queda nada pendiente. Él es la ira, y es tan auténtico que nada queda reprimido. No está refrenándose; se ha convertido en la ira. Mira al niño cuando ama, cuando te da la bienvenida, cuando se acerca a ti: es como un buda.
Desde la cuna vamos inmediatamente a la tumba. Por eso hay tanta patología, porque a nadie se le permite ser natural. Se fuerza la patología. Eres enjaulado, aprisionado,en una pauta muerta, y entonces tu ser espontáneo sufre, y no puedes salir de esto. Por eso hay tanta patología. Esta patología la crea el hombre; y cuanto más civilizado se vuelve el hombre, más patológico se vuelve. De modo que ahora éste es el criterio: si en tu país hay menos locos, ten muy claro que sois menos civilizados. Si en tu país está aumentando el número de locos, y todo el mundo está enloqueciendo y todo el mundo va al psicoanalista, ten muy claro que sois el páis más civilizado del mundo.
Cuando algún país llegue al punto óptimo, todos sus habitantes se habrán vuelto locos. La civilización te vuelve loco porque no te permite ser tu ser natural. Todo es reprimido, y con la represión todo es alterado. Ni siquiera puedes respirar naturalmente; todo lo demás está fuera de consideracón. Ni siquiera tu respiración es natural. No puedes respirar hondo porque la sociedad no te permite que respires hondo.
Respira hondo, porque si respiras hondo no puedes reprimir tus instintos. Si quieres reprimir algo, puedes observar los cambios que se producen en tu respiración. Si estás enfadado y quieres reprimirlo, ¿qué harás? Dejarás inmediatamente de respirar.
Mira a un niño y dile que no haga algo. Inmediatamente, su respiración se hará superficilal. Entonces no podrá respirar hondo, porque si respira hondo no puede obedecerte. Entonces hará lo que quiera. De modo que nadie está siquiera respirando hondo. Si respiras hondo, tu centro sexual es masajeado desde dentro, y la sociedad está en contra de ello.
En realidad, el hombre civilizado se ha vuelto incapaz de tener un orgasmo sexual profundo porque no puede respirar hondo. En el acto de amor, tu respiración debe ser tan honda que todo tu cuerpo se involucre. De lo contrario, no alcanzarás el orgasmo, y entonces te sentiras frustrado.
Si el cuerpo entero se involucra como un animal, si cada célula del cuerpo se excita y empieza a estremecerse, si el cuerpo entero se vuelve como una fuerza eléctrica y siente, si te quedas sin ego, sin cabeza, y ya no hay pensamiento, si eres el cuerpo moviéndose con un ritmo, vibrando con un ritmo, entonces obtendrás un profundo placer con elllo. Te sentirás relajado; en cierto sentido, colmado.
Pero esto no puede suceder porque no puedes respirar hondo. tienes tanto miedo... Mira el cuerpo. El cuerpo tiene dos polos. Un polo es para la entrada: la cabeza es para la entrada. El polo superior es para la entrada de comida, aire, impresiones, pensamientos, cualquier cosas. Ingieres por la parte superior; éste es un polo. La parte baja del cuerpo es para soltar. No es para ingerir; no puedes ingeir nada por la parte baja. La parte baja es para soltar, para relajarse. Ingieres por la parte alta, y por la parte baja, sueltas.
Pero el hombre civilizado sólo ingiere; nunca suelta. Eso crea patología. Te vuelves loco. Es como comer y luego seguir acumulando la comida, sin defecar jamás. Te volverás loco. Hay que usar el otro polo. Si alguien es un avaro. inmediatamente se estriñe.
Los que están contra el sexo sin saber lo que están haciendo son avaros. Siguen ingiriendo comida, pero no dan salida a la energía sexual. Entonces se vuelven locos. Pero hay que dejarla salir, no puedes acopiarla. En el mundo no se puede acopiar nada. El mundo es un movimiento, es un río. Toma y da. Si tomas y nunca das, te volverás loco.
Esto es lo que está sucediendo: todo el mundo está tomando y nadie está dando. Te asustas cuando llega el momento de dar. Sólo quieres tomar; incluso en el amor. Quieres que alguien te ame. La necesidad básica es que ames a alguien; entonces te liberarás. Si alguien te ama, eso no ayudará, porque entonces estás ingiriendo otra vez. Hay que equlibrar estos dos polos; entonces sucede la salud. Y eso es a lo que yo llamo un ser normal. Un ser normal es aquel cuyo tomar y dar son paralelos, están equilibrados.
Mi definición de alguien normal es alguien equilibrado, absolutamente equilibrado. Toma aire y luego deja que salga. La respiración entrante y la respiración saliente son iguales: están equilibradas. Intenta estar equilibrado, y recuerda que debes devolver lo que has recibido. Estarás vivo, sano, silencioso, en paz, feliz. Te sucederá un ritmo profundo, y este ritmo sucede mediante un equilibrio de dar y tomar.
Jung ha escrito en sus memorias que una vez le sucedió que quiso analizar los sueños de Freud. Era uno de los discípulos más importantes de Freud. Estaban viajando a los Estados Unidos en barco, de manera que estuvieron juntos durante muchos días. Un día, Jung se armó de valor. En aquellos tiempos, era el discípulo más íntimo, y le preguntó a Freud: "Me gustaría analizar sus sueños, así que cuénteme cualquier sueño. Pasaremos juntos muchísimos días, así que lo analizaré."
Freud dijo: "¿Qué quieres decir? Si analizas mis sueños, perderé mi autoridad. No puedo contarte mis sueños." Se asustó tanto porque en sus sueños podría manifestarse la misma patología, las mismas enfermedades que él está poniendo de manifiesto en los sueños de los demás. Dijo: "No puedo perder mi autoridad, no puedo hablarte de mis sueños."
Freud, el psicólogo más insigne de su época, es propenso a todas las enfermedades a la que es propenso cualquier otro. Cuando Jung le dijo: "Voy a dejarte", se cayó de su silla y perdió en sentido. Se desmayó. Permaneció inconsciente durante horas, porque estaba tan pasmado ante la idea de que un discípulo le abandonara, de que un discípulo le dijera: "Voy a dejarte".
Si le dices a un buda: "Voy a dejarte", ¿puedes concebir que se caiga y pierda el sentido? Incluso si le abandona la totalidad de sus diez mil discípulos se sentirá feliz.
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Buda no tiene ninguna profesión, no es un hombre corriente. Ha despertado a una nueva realidad, ha alcanzado un nuevo estado de ser. Ahora puede mirar desde una cúspide. Puede comprenderte, pero tú no puedes comprenderle a él. Y lo intente como lo intente, es realmente imposible hacer que le comprendas. Seguirás malentendiéndole a menos que no quedes prendido de sus palabras, sino de su personalidad; a menos que quedes prendido de su magnetismo, no de sus palabras.
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Mira a un niño, mira sus ojos. Son más como los de un buda que los ojos de cualquier adulto. La manera en que se sienta, la manera en que se mueve: la gracia, la belleza, el vivir en el momento; incluso su ira es bella. Es tan total..., y siempre que algo es total es bello.
Mira a un niño enfadado brincando y gritando. ¡Simplemente mira! No te preocupes por ti mismo, porque te está molestando. Observa el fenómeno. La ira es bella, porque el niño está tan totalmente en ella que no queda nada pendiente. Él es la ira, y es tan auténtico que nada queda reprimido. No está refrenándose; se ha convertido en la ira. Mira al niño cuando ama, cuando te da la bienvenida, cuando se acerca a ti: es como un buda.
Desde la cuna vamos inmediatamente a la tumba. Por eso hay tanta patología, porque a nadie se le permite ser natural. Se fuerza la patología. Eres enjaulado, aprisionado,en una pauta muerta, y entonces tu ser espontáneo sufre, y no puedes salir de esto. Por eso hay tanta patología. Esta patología la crea el hombre; y cuanto más civilizado se vuelve el hombre, más patológico se vuelve. De modo que ahora éste es el criterio: si en tu país hay menos locos, ten muy claro que sois menos civilizados. Si en tu país está aumentando el número de locos, y todo el mundo está enloqueciendo y todo el mundo va al psicoanalista, ten muy claro que sois el páis más civilizado del mundo.
Cuando algún país llegue al punto óptimo, todos sus habitantes se habrán vuelto locos. La civilización te vuelve loco porque no te permite ser tu ser natural. Todo es reprimido, y con la represión todo es alterado. Ni siquiera puedes respirar naturalmente; todo lo demás está fuera de consideracón. Ni siquiera tu respiración es natural. No puedes respirar hondo porque la sociedad no te permite que respires hondo.
Respira hondo, porque si respiras hondo no puedes reprimir tus instintos. Si quieres reprimir algo, puedes observar los cambios que se producen en tu respiración. Si estás enfadado y quieres reprimirlo, ¿qué harás? Dejarás inmediatamente de respirar.
Mira a un niño y dile que no haga algo. Inmediatamente, su respiración se hará superficilal. Entonces no podrá respirar hondo, porque si respira hondo no puede obedecerte. Entonces hará lo que quiera. De modo que nadie está siquiera respirando hondo. Si respiras hondo, tu centro sexual es masajeado desde dentro, y la sociedad está en contra de ello.
En realidad, el hombre civilizado se ha vuelto incapaz de tener un orgasmo sexual profundo porque no puede respirar hondo. En el acto de amor, tu respiración debe ser tan honda que todo tu cuerpo se involucre. De lo contrario, no alcanzarás el orgasmo, y entonces te sentiras frustrado.
Si el cuerpo entero se involucra como un animal, si cada célula del cuerpo se excita y empieza a estremecerse, si el cuerpo entero se vuelve como una fuerza eléctrica y siente, si te quedas sin ego, sin cabeza, y ya no hay pensamiento, si eres el cuerpo moviéndose con un ritmo, vibrando con un ritmo, entonces obtendrás un profundo placer con elllo. Te sentirás relajado; en cierto sentido, colmado.
Pero esto no puede suceder porque no puedes respirar hondo. tienes tanto miedo... Mira el cuerpo. El cuerpo tiene dos polos. Un polo es para la entrada: la cabeza es para la entrada. El polo superior es para la entrada de comida, aire, impresiones, pensamientos, cualquier cosas. Ingieres por la parte superior; éste es un polo. La parte baja del cuerpo es para soltar. No es para ingerir; no puedes ingeir nada por la parte baja. La parte baja es para soltar, para relajarse. Ingieres por la parte alta, y por la parte baja, sueltas.
Pero el hombre civilizado sólo ingiere; nunca suelta. Eso crea patología. Te vuelves loco. Es como comer y luego seguir acumulando la comida, sin defecar jamás. Te volverás loco. Hay que usar el otro polo. Si alguien es un avaro. inmediatamente se estriñe.
Los que están contra el sexo sin saber lo que están haciendo son avaros. Siguen ingiriendo comida, pero no dan salida a la energía sexual. Entonces se vuelven locos. Pero hay que dejarla salir, no puedes acopiarla. En el mundo no se puede acopiar nada. El mundo es un movimiento, es un río. Toma y da. Si tomas y nunca das, te volverás loco.
Esto es lo que está sucediendo: todo el mundo está tomando y nadie está dando. Te asustas cuando llega el momento de dar. Sólo quieres tomar; incluso en el amor. Quieres que alguien te ame. La necesidad básica es que ames a alguien; entonces te liberarás. Si alguien te ama, eso no ayudará, porque entonces estás ingiriendo otra vez. Hay que equlibrar estos dos polos; entonces sucede la salud. Y eso es a lo que yo llamo un ser normal. Un ser normal es aquel cuyo tomar y dar son paralelos, están equilibrados.
Mi definición de alguien normal es alguien equilibrado, absolutamente equilibrado. Toma aire y luego deja que salga. La respiración entrante y la respiración saliente son iguales: están equilibradas. Intenta estar equilibrado, y recuerda que debes devolver lo que has recibido. Estarás vivo, sano, silencioso, en paz, feliz. Te sucederá un ritmo profundo, y este ritmo sucede mediante un equilibrio de dar y tomar.
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